jueves, 10 de octubre de 2013

LA DESPIADADA MADRE DE HILDEGART


Carmen Rodríguez Carballeira, Hildegart, fue el fruto de un proyecto científico que diseñó su madre. Su historia fue terrible. Fue una niña prodigio, brillante, una hija sumisa que cuando quiso rebelarse acabó siendo asesinada a sangre fría por su propia madre. En la madrugada del 9 de junio de 1933 su progenitora le disparó cuatro tiros en la sien y en el pecho mientras dormía y después dijo: "Mi hija era pura como una virgen. La virgen roja la llamó Tornel en un artículo. Yo no quise que nadie me la quitara ni por amor ni por ideas políticas, porque había sido siempre sumisa y dócil a todos mis mandatos, y antes que nadie me la quitara me adelanté yo".



 
Un producto puro de la eugenesia
 
La despiadada madre de Hildegart se llamaba Aurora Rodríguez Carballeira y nació en Ferrol, La Coruña en 1879. Aurora quiso obtener un "producto puro de la eugenesia", para ello mantuvo relaciones con un hombre, un mero "colaborador fisiológico", según dijo, con el fin de quedarse embarazada de una niña para "formar su alma". Su plan era crear un ser colmado de perfecciones, un prodigio que iluminaría al mundo cruel, opaco y mediocre que la rodeaba. Según Aurora, su hija debía ser una "obra colosal, una revolucionaria, una reformadora... Un ser que supiese despreciar hasta el amor de los hombres".

Desde que era una niña, Aurora se creía un ser superior capaz de hacer realidad este proyecto ambicioso. Ella misma contó a los periodistas, días antes de asesinar a su hija, que había sido la educadora de un sobrino suyo, Pepito Arriola, famoso niño precoz dedicado a la música. Pasado un tiempo, la madre de la criatura se lo arrebató y entonces fue cuando ella pensó en alumbrar una "obra suya" que nadie le pudiera quitar.

Hildegart nació en diciembre de 1914. Tal y como ella deseaba la criatura concebida sin amor fue una niña. Hildegart demostraba poseer unas cualidades excepcionales. A sus 19 años había estudiado Derecho, Filosofía y Letras y estaba estudiando Medicina, también hablaba varios idiomas. A los 14 años ingresó en la U.G.T, después estuvo afiliada al Partido Socialista y luego al Partido Republicano Federal. La madre la llamaba Hildegart porque significa "jardín de la sabiduría" y era el seudónimo que empleaba para firmar sus artículos y sus libros, casi todos sobre temas relacionados con la sexología. También participaba en conferencias y actos políticos.


 
 
La niña crecía resignada al sacrificio y a la obediencia, bajo la implacable y vigilante mirada de su madre, que no se apartaba de ella ni un instante. Aurora actuaba como una terrible cancerbera que controlaba cada paso que daba su hija y jamás dejó que nadie se le acercara. Hildegart era la culminación de su obra.

El perverso plan de Aurora
 
La joven Hildegart pretendía independizarse y eso fue motivo de peleas entre madre e hija, ya que Aurora se negaba a aceptar la voluntad de Hildegart. Precisamente, según relataron los vecinos, la noche antes del crimen volvieron a discutir por el mismo asunto.

Además, y aunque nunca tuvo una relación amorosa conocida, se rumoreaba que estaba enamorada de un joven. Aurora, no se fiaba de nadie y sospechaba de esta relación. Llegó a intervenir las comunicaciones postales de su hija, incluso cortó con un cuchillo el hilo del teléfono.

A primera hora de la mañana del viernes 9 de junio de 1933, Aurora asesinaba a su única hija disparándole cuatro tiros. El hecho se produjo en el ático que compartían de la calle Galileo de Madrid. Momentos después se presentaba en el domicilio del diputado Botella Asensi para confesar el crimen y de allí, se dirigió al juzgado de guardia para entregarse y ratificar su confesión ante el juez.

Según se dedujo de lo que relataron los testigos, Aurora había premeditado su crimen. Al parecer, Aurora había estado probando el revólver en la azotea del inmueble. También acordó con una vecina que le entregaría sus animales domésticos para que aquella se encargara de ellos durante unos meses, argumentando que se iba a Cuba a visitar a un hermano. Ordenó a la criada que antes de preparar el desayuno fuese a llevar los perros a la vecina y ella se quedó en casa sola con su hija, que se encontraba durmiendo.

Después de cometer el asesinato se marchó. Se encontró con la portera del edificio y le dijo tranquilamente que salía a hacer un recado. Poco después llegaron la criada y la vecina para recoger un gato. Subieron las dos mujeres al piso, y cuando se encontraron a la joven muerta, completamente desnuda y bañada en sangre, salieron gritando aterrorizadas pidiendo auxilio. En la escena del crimen no se apreciaron señales de lucha.
 
El cadáver de Hildegart fue expuesto en el salón de actos del Círculo Republicano Federal de la madrileña calle Echegaray.


El juicio, la condena y el final de Aurora
 
Aurora se presentó en el juicio vestida con un traje negro de terciopelo, un abrigo de lana y pieles, un pequeño sombrero y guantes blancos. Además llevaba un ramo de claveles rojos.

El fiscal la acusaba de ser una despiadada asesina consciente y responsable de sus actos, una psicópata que asesinó a su hija de forma premeditada. La defensa se esforzaba en alegar que Aurora padecía una enfermedad mental y aunque admitía los hechos tal como el fiscal los presentaba, negaba la responsabilidad de Aurora.

Más tarde los periodistas le preguntaron a Aurora sobre los informes del fiscal y de la defensa y ella respondió: "Muy elocuentes y muy eficaces los dos desde sus respectivos puntos de vista, aunque, por lo que a mí respecta, cruel, despiadado, el primero, y desenfocado, erróneo el último. Yo no soy ni esa mujer perversa, desnaturalizada, de que ha hablado el señor Valenzuela, ni esa paranoica a que se refirió mi defensor en su discurso. Soy un espíritu superior al modo que se creía Taine superior también, no por su grandeza intrínseca y positiva, sino por la pequeñez y ruindad de los seres que nos rodean".

Reconoció el delito y dijo con frialdad que su hija le había pedido que la matara puesto que no tenía valentía para hacerlo. Aurora afirmó: "Disparé con certeza y serenidad para que no sufriera". "Cuando la vi sumida en el sueño más profundo, tomé el revólver, apliqué su cañón en la sien de mi hija y disparé. Su deseo estaba cumplido. Tres disparos más hice sobre su cuerpo para evitarle sufrimientos inútiles. Y así acabó todo. No me arrepiento en absoluto de mi obra. Cien veces que pudiera lo volvería a hacer, porque estoy orgullosa de haberla matado... Antes de verla hundida en el fango de la prostitución dorada y sirviendo de presa a la concupiscencia y las malas artes de los hombres", dijo.
 
Terminó exclamando: "No quiero que se me declare irresponsable, prefiero los muros de un presidio a la tristeza funeraria de un manicomio".

Al poco se conocía la sentencia que condenaba a Aurora Rodríguez Carballeira a la pena de 26 años, ocho meses y un día de reclusión.
 
Sobre la sentencia dijo: "La encuentro lógica, dentro de las normas espirituales al uso. Lo que celebro en ella más es que se me haya reconocido la lucidez, la responsabilidad de mis actos, que no se haya querido inutilizar mi obra con una demencia estúpida que no padezco".

El fin de Aurora Rodríguez Carballeira también suscitó curiosidad. Durante años existió cierta confusión sobre cómo habían sido sus últimos días. Con el estallido de la Guerra Civil se le pierde la pista. Pero años más tarde, aparece un documento en el que se constata que Aurora terminó sus días en el psiquiátrico de Ciempozuelos. Al principio no encajó bien su estancia en la cárcel, pero acabó asumiendo el correctivo institucional. El director y el médico del penal solicitaron su traslado al manicomio en el que ingresó el 24 de diciembre de 1935.
 
Después de 21 años encerrada, Aurora terminó sus días haciendo muñecos de trapo en aquel manicomio donde fue consumiéndose. Finalmente murió de cáncer el 28 de diciembre de 1956.
 
Fuentes y bibliografía:
 
El manuscrito encontrado en Ciempozuelos: análisis de la historia clínica de Aurora Rodríguez. Guillermo Rendueles Olmedo, Madrid: Endymion, D.L. 1989.
Crónica de Madrid
La Libertad
El Heraldo de Madrid
Luz




 

 

3 comentarios:

  1. Hay casos que producen mucho impacto. Este fue uno de ellos... Muchas gracias por leerlo.

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  2. Cosas que cuesta creer...No sé que perfil se puede sacar de esta mujer.Como se puede estar tan loca que vayas contra la supervivencia de tu especie,habiendola parido?...Claro que desgraciadamente,estamos viendo esto con relativa frecuencia.Cosas inexplicables....

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